Resúmen
El Virus del Papiloma Humano (VPH) es un DNA virus que se transmite por contacto durante las relaciones sexuales, y se relaciona con la aparición de cáncer de cérvix. Aunque existen más de 100 genotipos diferentes del virus, el 16 y el 18 son los que tienen más elevado poder oncogénico y se calcula que son los responsables del 70% de cánceres de cérvix escamosos o glandulars1. Otros genotipos del VPH, como el 6 y 11, son responsables de la aparición de lesiones benignas como las verrugas genitales. El VPH también está relacionado con otras neoplasias en zona genital, como vulva, vagina, pene o ano, y con neoplasias de otras localizaciones, como boca y orofaringe.
El cáncer de cérvix es la segunda causa de muerte por cáncer en el mundo, debida a la elevada prevalencia de esta neoplasia en los países en vías de desarrollo. Recientemente se ha autorizado la comercialización de dos tipos de vacunas contra el VPH en nuestro país. La primera que se introdujo es una vacuna tetravalente (Gardasil® Laboratoris Merck), activa contra los genotipos 16,18, 6 y 11; posteriormente ha aparecido una vacuna bivalente (Cervarix® Laboratoris Glaxo Smith Kline), activa solo contra los genotipos 16 y 18. Ambas vacunas se administran en tres dosis por vía intramuscular; con un precio aproximado por dosis de 150 €. La introducción de esta nueva vacuna ha provocado una gran polémica en las diferentes asociaciones implicadas, generando posturas contrarias. A través de los medios de comunicación se han realizado a la vez varias campañas publicitarias recomendando la vacunación de forma generalizada, con el argumento que se trata de “la vacuna contra el cáncer de cérvix”, pero ¿qué sabemos realmente sobre la eficacia de la vacuna? En mujeres fértiles mayores de 18 años, la administración de la vacuna disminuye la incidencia de cáncer de cérvix?